Desde la perspectiva de la eficiencia energética, encontramos cuatro ventajas fundamentales en el uso de fachadas ventiladas: mejoran el aislamiento térmico, facilitan la refrigeración del edificio, reducen el coste de mantenimiento y prolongan la vida útil de la construcción.
¿En qué consiste una fachada ventilada?
Una fachada ventilada es un sistema constructivo que consta de una capa exterior separada del edificio principal por una cámara de aire. Gracias a este sistema, el aire puede fluir entre la capa exterior y la estructura principal de la edificación, lo que funciona como una especie de colchón térmico.
La fachada ventilada suele presentar 4 partes diferenciadas:
1. Muro de soporte.
El muro soporte es el encargado de asegurar la estabilidad del edificio. Este muro debe ser lo suficientemente estable como para soportar el peso del revestimiento y los esfuerzos que este le transmite. Este muro soporte puede ser de ladrillo, hormigón o madera.
2- Cámara de aire.
La cámara de aire tiene una apertura en la parte superior y otra en la parte inferior, que permiten la circulación constante de aire. Estas aperturas deben protegerse correctamente para evitar la entrada de agua, ya que el agua disminuiría la eficacia del aislante.
3. Capa aislante
El aislamiento se puede realizar en el exterior o en el interior de la vivienda, pero se recomienda privilegiar su instalación en el exterior del muro soporte para garantizar un mejor rendimiento en términos de dilatación y contracción.
4. Material de revestinmiento.
Se pueden usar muchos materiales para el revestimiento exterior, como la cerámica, cerramientos metálicos, la madera o la pizarra natural. Lo más importante es optar por un material de calidad, resistente y duradero que complemente la eficiencia de la fachada ventilada.
¿Fachada ventilada sólo en edificios nuevos?
NO. Cambiar una fachada convencional por una ventilada es completamente viable. Para ello, hay que retirar el material de recubrimiento existente y rehabilitar el muro soporte si tuviera alguna humedad o desperfecto antes previamente a la instalación de la misma.
CONCLUSIONES
La fachada ventilada es una solución muy ventajosa tanto desde el punto de vista económico como del energético. Es una apuesta por el futuro y la sostenibilidad, que permite al mismo tiempo reducir considerablemente tus facturas de calefacción y aumentar el confort térmico de tu vivienda.
La inversión extra inicial se amortiza gracias a la durabilidad, la eficiencia energética y el bajo coste de mantenimiento de la fachada. Por lo que es una solución excelente tanto para proyectos de nueva construcción como para proyectos de rehabilitación.